
Los billetes de Capitanich se llevaron el primero de los dos partidos más importantes del semestre, el otro se juega el domingo en Mendoza, y ya el sabor de tener un estadio como el Kempes para que juegue Talleres el Argentino A molesta un poco, se le está escapando la tortuga a nuestros dirigentes a la hora de promocionar la provincia como centro deportivo.
En lo estrictamente futbolístico, River salió a matar, con una presión bien cerca del área de Orión, un Dominguez muy enchufado y muy claro a la hora de asistir a sus compañeros. Las dos primeras del encuentro fueron para Funes Mori, que perdonó al último campeón del Torneo Apertura, un mano a mano que se fue ancho y un remate de derecha que se fue por encima del travesaño, posicionaba a los dirigidos por Almeyda con buenas intenciones para abrir el marcador. Pero ya lo dicen los sabios, lo que no marcás en un arco, lo sufrís en el tuyo, y así fue, más allá de la posición prohibitiva de Mouche, el preciso centro del puntero de Boca, encontró la cabeza de Nicolás Blandi, quien abrió el marcador del clásico.
EL gol fue un masaso para el conjunto Millonario que se llenó de nervios, expresados en su mejor jugador, ofuscado por el no cobro de una falta, Dominguez se pasó de la ralla en el reclamo, más allá que Abal se apuró en la expulsión, y dejó a su equipo con uno menos y sin creación de juego. River jugó con un hombre menos todo el primer tiempo y varios minutos del segundo, y más allá de los cambios, nunca más volvió a pesar en el partido. Ni siquiera cuando Roncaglia se hizo expulsar en otra jugada irresponsable, dejando el partido diez contra diez. Quedó tiempo para que Boca de contra aumentara la ventaja a dos, con otra buena aparición de Blandi entrando por donde entran los goleadores.
En el conjunto de Nuñez, Vega no la tocó, solo la fue a buscar al fondo de la red dos veces. La defensa fue un mar de dudas, sacando a Maidana que se mostró firme y atento, Vella jugó muy lejos de su nivel, a Funes Mori lo cohibió el entorno, jugando muy impreciso cada pelota y la inexplicable titularidad de un jugador que nunca jugó ni demostró nada, Arano. El medio dejó notar que Sanchez por izquierda no rinde, que el tandeen Ponzzio y Cirigliano no existió, que los delanteros no fueron gravitantes, que el ingreso de Trezeguet no encontró las soluciones que buscó y Gonzalez justificó porque en River nunca antes jugó un venezolano.
Los dirigidos por Falcioni, siguen jugando de la misma manera , la cual los llevó a ser campeones invictos, con una defensa muy firme, más allá de algunas fallas de Sosa como lateral. El medio vio la vuelta de un Pablo Ledesma en un gran nivel, siendo la figura del encuentro, lo de Somoza no es vistoso pero es efectivo a la hora de equilibrar el equipo, y una delantera muy efectiva que no generó mucho peligro pero fue muy efectiva.
La copa se definirá este Domingo en Mendoza, donde ambos equipos se siguen jugando el honor más allá de la categoría en la que se encuentran.
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